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De la atención flotante a la rêverie. Aportes y matices de diferentes autores (04/2020) [Nou]

autor
Perla Ducach
Tipología del artículo: revisión teórica
   

 

Resumen

Palabras clave 

atención flotante, experiencia emocional, vínculo analítico, rêverie

En este trabajo reflexionaremos en primer término sobre la sugerencia de Freud acerca de la “atención flotante”, actitud subjetiva del analista para conseguir fundamentalmente una verdadera comunicación de inconsciente a inconsciente con el paciente.

Este punto de partida nos conducirá a la recomendación de Bion de trabajar bajo la premisa “sin memoria y sin deseo”, buscando siempre la experiencia emocional en el vínculo analítico.

La puesta en marcha de la rêverie por parte del terapeuta, ofrece al paciente una función continente y pensante.

 

Abstract

Key words 

floating attention, emotional experience, analytical attachment, rêverie

In this work, we will first think on Freud's suggestion about “floating attention,” the subjective attitude of the analyst to fundamentally achieve true communication with the patient from the unconscious to the unconscious.

This starting point will lead us to Bion's recommendation of working under the premise "without memory and without desire", always looking for emotional experience in the analytical attachment.

The implementation of the rêverie  by the therapist offers the patient a continent and thinking function.

 

Partimos de los Escritos técnicos de Freud, en particular de Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico de 1912 en el cual Freud recomienda para el analista una regla técnica: “[…] el analista debería escuchar sin privilegiar ningún elemento de su discurso; dejando obrar su propia actividad inconsciente”. Dice Freud: “no debemos otorgar importancia particular a nada de lo que oímos; debemos prestar a todo lo que oímos la misma atención flotante. El fin último sería conseguir una verdadera comunicación de inconsciente a inconsciente. Si no obramos así estará el peligro de que se encuentre algo que ya se sabía y en ese sentido hace una referencia explícita a prestar atención a las influencias conscientes”. “Si esforzamos voluntariamente la atención con una cierta intensidad, podríamos seleccionar el material ofrecido por el paciente y descartar otros, esto es lo que debemos evitar…” (1912).

Freud continúa recomendando al analista que “debe evitar toda influencia sobre la memoria consciente y abandonarse por completo a su memoria inconsciente” (1912).

Obtenemos los mejores resultados terapéuticos si actuamos como si no persiguiéramos ningún fin determinado; se trata de dejarnos sorprender por cada nueva orientación, actuando libremente.

Se piensa que esta manera de conducirse sería la contrapartida de la asociación libre que se solicita al paciente, cuando se le pide que comunique sin críticas ni selección alguna, aquello que acude a su mente.

En una carta de Mayo de 1916 enviada a Lou Andreas Salome, Freud habla de la

necesidad de lograr un estado mental que le permita acceder a una zona oscura de la mente y le dice: “Sé que me ciego artificialmente en mi trabajo para concentrar toda la luz en un pasaje oscuro: en conexión, armonía, nobleza y todo lo que tu llamas lo simbólico”. (Freud) (Bion, Cogitaciones).

Bion retoma esta afirmación de Freud y en 1967 plantea una de sus postulaciones más interesantes en su artículo “Notas sobre la Memoria y el Deseo” (Los Ángeles, 1967).

A propósito de las sugerencias de Freud sobre la atención libremente flotante, Bion afirma que dejar de lado los deseos y recuerdos permite rescatar la frescura de la experiencia analítica. Al mismo tiempo y a través de la observación se pone el acento en la inmediatez de lo que sucede en la sesión para con ello destacar la centralidad de la experiencia emocional de la misma.

La atención libremente flotante, dice Bion, (1959) puede describirse como un estado particular del analista que da acceso al ‘trabajo de sueño alfa’, proceso mediante el cual la experiencia emocional, que no se puede procesar ni almacenar se transforma en experiencia sensorial pensable. (A. Grimald, 2011).

Queremos destacar los aportes de Bion a los desarrollos postkleinianos de la Identificación Proyectiva, nos referimos a la Identificación ProyectivaComunicativa. En su libro, Aprendiendo de la Experiencia, Bion (1962) describe una dimensión nueva de la relación madre-hijo por la cual la madre tiene que pensar para el bebé, el cual vive básicamente en un estado de confusión experimentando sensaciones y emociones sobre los que aún no puede

pensar. La madre a través de lo que Bion denominó función de rêverie (estado de ensoñación) ofrece al niño una función continente prestándose a ofrecer su capacidad de pensar de manera de poder devolver al bebé aquellas partes perturbadas de sí mismo una vez que hayan sido digeridas y transformadas para que sea posible el advenimiento del pensamiento y los sueños.

Pero ¿qué sucede cuando el pecho está ausente o cuando la madre demora en atender al bebé? frente a esta circunstancia, el bebé puede ignorar la frustración, evacuarla, negarla o bien reconocerla y tratar de modificarla. A este intento de modificar la frustración, Bion lo llama pensamiento. El nacimiento del pensamiento aparece relacionado con el intento de modificar la frustración.

“[…] Toda esta interacción en cierto sentido nos conduce a pensar que en la raíz del pensamiento hay una relación de objeto, hay un vínculo”, Etchegoyen (1986).

¿Cuáles son los destinos posibles de los contenidos de las Identificaciones Proyectivas? En el mejor de los casos, nos señalan Bianchedi, Grinberg y Sor (1991): “[…] Estos contenidos son evacuados en un pecho externo real en el momento en que la madre percibe dentro de ella la necesidad del bebé. Es entonces cuando la madre funciona como un continente efectivo de las sensaciones del lactante y con su madurez logra transformar exitosamente el hambre en satisfacción, el dolor en placer, la soledad en compañía y el miedo en tranquilidad. Esta capacidad de la madre de estar abierta a las proyecciones-necesidades del bebé es también lo que se denomina capacidad de rêverie. 

En nuestra práctica clínica particularmente con bebés y niños, “todo el trabajo analítico, opina Antonino Ferro (1998), se basa en las rêveries del analista, en su capacidad de acoger, metabolizar, transformar, hacer pensables las angustias, las ansias y las identificaciones proyectivas de los pacientes.

A continuación, ofreceré una ilustración clínica escogida de mi experiencia de observación de bebés en el ámbito familiar. En realidad, espero poder transmitir la sensibilidad y la capacidad de rêverie de esta madre para comunicarse y ofrecer un significado a la conducta de su bebé.

Se trata de una bebé, Nuri, de tres meses de edad. Los padres, jóvenes de treinta y pocos años; ambos profesionales y la niña es la primera hija del matrimonio. La viñeta que presento corresponde a una visita semanal que habitualmente hacía en la casa de la familia.

Cuando llego, la madre estaba con la bebé en brazos esperándome. El padre también estaba presente y ella se disponía a amamantar a la niña.

La madre me decía: “al prenderse la niña, uno de los pechos me duele mucho pero al cabo de dos o tres minutos pasa. El pediatra me aconsejó que si podía aguantar que no usara pezonera”. La madre colocó a la bebé primero en el pecho que le dolía, haciendo muecas de dolor y el padre me decía: “mira Perla, al comienzo le hace daño, pero al ratito pasa…” y la madre agregaba: “siempre comienzo por el pecho que duele y termino con el otro para que Nuri no acabe sufriendo… Cuando yo estoy tranquila la niña está mejor, pero si hay mucha gente que hace ruido, la bebé se inquieta… cuando estamos bien y solitas, yo le digo cositas y ella me mira y parece que me escucha…”.

La madre me preguntó: “[…] ¿entenderá algo de lo que le digo?”

Respondí afirmativamente y respetando mi rol de observadora, no dije mucho más; luego pensé que no hacía falta agregar nada a lo que estábamos viendo y vivenciando. Estos son momentos muy íntimos y no sé si habría podido expresar lo que sentí en esa oportunidad. Esta escena fue especialmente emotiva y preferí esperar y más tarde compartir lo que había sentido con los compañeros del grupo de trabajo.

En aquella reunión pensamos y comentamos la capacidad de rêverie de esta madre y su disposición para acoger lo que su hija le transmitía. No olvidamos de incluir a este padre que también lo vimos envolviendo con un matiz de ternura a la madre y a la bebé. Él también cumplía con su rol de continente y protector de dicha relación.

 

Llegados a este punto, podemos añadir algunas consideraciones más a lo ya dicho sobre la rêverie. Como lo venimos resaltando, esta función es un factor fundamental de las relaciones de objeto tempranas. La función rêverie materna nos dice Alicia Lizondo “se considera como una función continente que ilumina la relación de objeto y el nacimiento del psiquismo, permitiendo el crecimiento de lo protomental no simbólico y cuantitativo hasta llegar a lo emocional y cualitativo de la mente” (2009).

Se trata de transformaciones y elaboraciones dirigidas al pensamiento que permiten la transformación de las manifestaciones corporales del bebé que aún no fueron transformadas en elementos psíquicos.

James Grostein (2007) sostiene que la rêverie como ensueño materno es el equivalente a una placenta, un órgano que filtra el contacto con la realidad; sería como un equivalente de la placenta fuera del útero.

Para Bion, el analista ejerce su función alfa especializada como función psicoanalítica de la personalidad. En las conferencias de New York (1980) compara el oficio del analista con el de una partera.

 

Estos autores concluyen diciendo que las relaciones de objeto y las identificaciones con la función materna son las que permiten al bebé aprender de la experiencia compartida.

Para Meltzer (1984) la rêverie es una actividad intersubjetiva y radicalmente bipersonal.

En el caso de los sueños, por ejemplo, Meltzer recomienda resoñar el sueño del paciente para alcanzar una mejor comprensión. Al escuchar al paciente observa la imagen que surge en su imaginación y a esto lo denomina “soñar el sueño del paciente”. Esto le permite alcanzar una mejor comprensión del mismo…”.

Meltzer (2008) opina que por medio de las rêveries maternas, el bebé va aprendiendo a tener fe en el juicio de la madre y este aprendizaje irá construyendo el germen del sentimiento de confianza.

Como lo mencionamos más arriba, en lo que respecta a las aplicaciones técnicas de la rêverie, Antonino Ferro (2008) piensa que en la sesión analítica hay una constante actividad de rêverie de base, el analista metaboliza y transforma continuamente a través de la función alfa lo que le llega del paciente ya sea de forma verbal o preverbal y observa la imagen que surge en su imaginación. Esta es una función digestiva y poética del aparato psíquico.

Con pacientes muy perturbados, la capacidad de rêverie del analista crea el continente y ejercita la función alfa del paciente. Con estos pacientes, dice Lizondo, “el analista precisa trenzar el tejido mental -crear el continente- antes de interpretar los contenidos.”

Todo esto convoca la capacidad creativa del terapeuta que no siempre es posible alcanzar… Sin embargo, dice Clara Nemas (2009), Lizondo nos pone en alerta de no supervalorar las rêveries como única vía regia de acceso al nivel inconsciente. Más bien, destaca su importancia como “brújula emocional” para ampliar la comprensión y enriquecer el sentido de la pareja analista/paciente en la situación analítica.

Termino este escrito de la mano de Parthenope Bion Talamo (1997) diciendo que “[...] con Bion tomamos en cuenta nuestra ignorancia y nuestro desconocimiento no sólo como pacientes sino como analistas también. Esto indica un cambio del retrato del analista como la persona que ‘sabe’. Con Bion experimentar el ‘saber’ y el ‘no saber’, el ‘ser’ y el ‘comprender’ ha devenido en un asunto de equipo. El analista no está tan solo en su tarea, sino que se convierte en el miembro de una pareja psicoanalítica”.

Nota:

Trabajo presentado en las IX Jornadas de Intercambio en Psicoanálisis.
EL TRABAJO DEL ANALISTA
Diálogos sobre técnica psicoanalítica
GADIVA
Associació d’Estudis Psicoanalítics
Noviembre de 2016

 

Bibliografía

Bion, W.:Los Ángeles. Seminars and supervisión. Edited by Aguayo, J. and Malin, B. Karnak books, 2013.

- Cogitaciones. Promolibro, 1996.

- Notas sobre la memoria y el deseo. Promolibro, Valencia, 1967.

- Aprendiendo de la Experiencia. Paidós Ibérica, Buenos Aires, Barcelona, 1962.

Bion Talamo, P.:Bion: a Freudian innovador. Karnak Books, London, 1997.

Braier, E.:¿Qué ha sido de la asociación libre y de la Atención Flotante?” (primera parte): Revista Intercambio. Papeles de Psicoanálisis, nº 36. Barcelona, 2016.

Dorado Dde Lizondo, A.B.: “Rêverie Re-Visitado”: Revista Psicoanálisis XXI (2); 23-40, 2009.

Etchegoyen, R.H.:Los fundamentos de la Técnica Psicoanalítica. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1986.

Ferro, A.:Técnica de Psicoanálisis Infantil. Biblioteca Nueva, Madrid, 1998.

Freud, S.:Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico. Tomo XII, Amorrortu editores. Buenos Aires, 1912. 

Guiter, M.; Marucco, N.:Asociación libre y Atención flotante. Asociación Analítica Argentina, Buenos Aires, 1984.

Grimalt, A.: “Memoria y deseo en el pensamiento de Bion. Vigencia teórica y técnica”: Temas de Psicoanálisis. Núm. 1, enero de 2011. 

Gringerg, L.; Sor, D.; Tabak, E.: Nueva Introducción a las ideas de Bion. Tecnopublicaciones, Madrid, 1991.

López Corvo, R. E.: Diccionario de la obra de Wilfred R. Bion. Editorial Biblioteca Nueva y Asociación Psicoanalítica de Madrid, 2002.

Meltzer, D. y Otros:Metapsicología Ampliada, Editorial Spatia. Buenos Aires, 1990.

Meltzer, D.; Mack Smith, C.; Angulo, A.; Botbol, M.; Castellà, R.; Ducach, P.; Grünwaldt, S.; Jachevasky, L.; Largo, C.:Bebés, experiencias desde un vértice psicoanalítico. Primera edición, Grafein ediciones, Barcelona, 2008.

Valls, J. L.:Diccionario Freudiano. Editorial Julián Yébenes. España, 1995.

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